Debo admitir que este realizador me pareció interesante desde
un primer momento y confieso no he visto sus otras películas (no faltara mucho
para que esto cambie) como dije “interesante” es la palabra adecuada. Ya desde
un primer momento desde su mismísimo primer plano nos instala en un clima sombrío
y desolado, con la utilización de recursos cinematográficos tal vez muy
utilizados pero con la diferencia de que la conciencia que se tiene sobre ellos
es muy delicada y cuidada. Cada detalle de esta película va entrelazándose
suavemente con el siguiente dando un resultado formidable.
Argentina, 1982 por fuera del colegio Nacional Buenos Aires
una guerra que poco a poco se aproxima , por dentro la mirada de “Marita” recae
sobre los alumnos con el afán de controlar al máximo que nadie pierda los
cabales de la estricta disciplina impuesta por la moralidad y lo respetable. Mirada
que como anuncia Lerman desde un comienzo debe ser invisible, sutil y
definitiva. Es interesante como las características o más bien las contracciones
de cada personaje (ya desde el guion) son claras, concretas y concisas, sin
caer en lo predecible podemos intuir algunas escenas siguientes como podemos
llevarnos por sorpresa algunas otras, el punto es ¿Hasta dónde llegara cada uno
de los personajes?
Es fácil explicar la belleza compositiva de esta película si
se tienen en cuenta los aspectos fotográficos delicados a la hora de definir en
una escena ¿Qué mostrar? Y ¿Cuándo mostrarlo? Como se comprenderá los Gran
angulares de los que se nutre gran parte de la película denotaban la soledad y
la frialdad con las que cada persona recorría día a día los grandes pasillos del
establecimiento. O como la música interviene prácticamente solo cuando es
necesario y nada más que cuando es necesario. Y aunque en algunos aspectos el
sonido falle, en detalles que hacen que el espectador recaiga por segundos en
la realidad de que lo que está viendo no es real sino ficticio no hace que se desmerezca
toda la película en su construcción completa.
Cuando hablamos del cine de drama, y que a su vez tenga una
carga política o social integrada rápidamente lo asociamos con películas (en
tanto al Cine nacional) que Juan Jose Campanella nos daría , que si bien no
dejan de ser excelentes a nivel argumental y realizativas aquí se nos presenta
otro enfoque completamente distinto. Esto se da por que el director busco
separarse un poco de los aspectos convencionales para tratar un tema tal como
la dictadura. Como se sabe un película puede ser o dura, mostrándonos escenas
de persecución y secuestros o dramáticamente emocional desde un personaje. No digo
que sean solo esas dos formas de hacer el drama, claramente. Lo que digo es que
el cine como se lo ve hoy día se “limita” a esos dos grandes polos. Es por eso
que La mirada invisible se torna interesante, ya que no solo desde su personaje
principal nos da el visto rápido de toda una época perturbadora sino que también
ella misma no puede transcurrir un camino seguro y sin dolor.
El drama como dirían algunos en estado puro, pero completado
con retoques, guiños y detalles que hacen que esta película funcione de forma
neta y precisa.
Recomendada para aquellos que quieran ver buen cine, con
estilos europeos como diría un apasionado a este arte maravilloso y compuestos
realmente interesantes. Esto y mucho mas encontrara usted al ver La mirada
invisible.
German Abal.
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